Me han hecho un regalo, hacía mucho que nadie me regalaba nada sin que yo supiera lo que era. Desde que se me descubrió el gran secreto, los regalos pasaban de la sorpresa a la elección poco a poco, hasta el punto de prepararse con antelación. A la vez, por circunstancias personales, cada vez menos gente me regalaba cosas. Además, algo tan especial como un regalo pasó a ser algo tan banal como el dinero, si, ahora me puedo comprar algo, pero que tu lo hicieras era lo esencial en este acto.
Hay algo en la sorpresa que no se puede describir, es una belleza que va desde el momento de intriga en el que alguien se te aproxima y te dice o te hace saber que tiene algo para ti. Y no te importa el valor económico, si no que simplemente hay alguien que ha pensado en darte algo y ha tenido que pensar no solo en ti como persona o experiencia vital, si no en algo más. Hay belleza en todo el proceso, en el encuentro, en la entrega, en el recibimiento, en el descubrir qué es, en el agradecerlo explícitamente, pero también implícitamente.
Creo que lo mejor de todo es la belleza recíproca. Como tanto en ambas partes hay una sonrisa de agradecimiento, no por lo material, más bien por un esfuerzo poco común de dar importancia a alguien. En este último regalo, había dos partes, una más normativa y otra más alternativa. Eran un libro y un accesorio hecho a mano. El libro, aún material y parte de la rueda del capital, me daba una parte de esa persona, también lo estaba leyendo y me comparte algo que cree importante y encima comparte sus sensaciones sobre la obra. El accesorio hecho a mano no es tanto de dar, si no de recibir, sobre todo por quien regala, quien piensa en qué hacer y para quién lo está haciendo. Así, con cuidado prepara los materiales, que por supuesto forman parte de un universo compartido, para crear algo tan único que cada vez que alguien lo vea, habrá que explicar su origen.
En cuanto al agradecimiento explicito e implícito, cuando alguien te regala algo hay cierta presión por agradecer dando las gracias, pero tu expresión la forma de decirlo y mostrarlo transciende de un par de palabras. Es la ilusión por lo recibido, el mostrarlo a otras personas, darle uso o querer cuidarlo y guardarlo de forma que no se dañe.
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