¿Cuándo nos mataremos?

Home (TV Movie 2003) - IMDb 

 A un activista que lucha contra un sistema, el que sea, siempre se le pasa por la cabeza en qué medida debe formar parte de un sistema, si solo debe vivir para seguir su lucha, si debe salirse de él totalmente y luchar desde el otro lado... En definitiva, cuándo matará la identidad que mantiene en ese sistema.

Hoy, a raíz del post Space, time, light, all the essentials de K-Punk, me he visto la película de la BBC Home. En esta historia, de J. G. Ballard, Gerry decide morir, pero no literalmente, si no ante lo que hay más allá de su puerta. Quema documentos como su certificado de nacimiento, su dinero y, en un momento dado, hasta sus zapatos. Corta la comunicación con el otro lado de su puerta todo lo posible, no puede deshacerse de los molestos conocidos que deciden acercarse a interrumpir su experimento. No consume nada más que los alimentos que tiene en el momento que decide hacer el experimento en su casa. Para él, su casa es todo el mundo, no hay nada al otro lado de la puerta, su casa es tan infinita como el espacio.  A pesar de esto, obviamente, Gerry no logra sobrevivir sanamente aislándose en su casa. 

Ahora intentaré llevar eso a ese activismo antisistema que he mencionado. También, debo aclarar que el aislamiento del que escribo pretende seguir en lucha, dejar el sistema a un lado y luchar contra él. Es obvio que ese momento llegará, ningún gobierno va a aceptar demandas de grupos como los del activismo climático. ¿Subir el precio de una bolsa de plástico? Si. ¿Acabar con las subvenciones a la industria cárnica? Nunca. Nos dirigimos a un colapso civilizatorio global casi seguro, por lo que en algún momento muchas nos iremos a algún tipo de comunidad a sobrevivir lo máximo posible. Pero, ¿cuál es ese momento? ¿Debemos esperar a que no haya comida, a que haya guerras y gobiernos totalitarios controlando las ciudades? 

Por un lado, si no se lucha en absoluto y se elige alejarse del sistema en este momento (2023) el colapso está asegurado y el cambio a ese modelo de vida al otro lado del sistema, será previo y  a través de una transición que se habrá dado en el tiempo entre ahora y el punto de colapso total. Por lo que hará que las cosas sean mucho más sencillas. Pero esto es claramente rendirse, pasar a la resistencia a un sistema y resistir solo mantiene ese sistema.

Y por otro lado, mantenerse en el sistema en el que estás puede ser una contradicción moral. Ojo, solo veo mal las contradicciones morales para uno mismo, no creo que la moral de una persona deba ser influenciada por la opinión de otras sobre ella, es decir, solo me molesta la contradicción moral que yo considere sobre mis actos y moral. Entonces, si mi moral y mis convecciones no coinciden con mis actos, que aún así son útiles para mantener una lucha de obligación moral, ¿qué prevalece? Es decir, ¿prevalece la obligación moral de luchar e insubordinarse a un sistema, del cual dependes para insubordinarte, o la de no actuar en absoluto en consonancia a ese sistema y permanecer en una resistencia al sistema de la cual este se nutre?

Disculpas por las contradicciones, el realismo, pesimismo me han dicho algunos, de mi visión sobre el mundo no me permite compaginar del todo la efectividad de la lucha con el más probable escenario de futuro. 

Las preguntas que he escrito no las he podido responder aún, me da miedo que sea demasiado tarde para decidir. Creo que ante la consciencia de un colapso relativamente inminente me hace pensar, qué más da si yo también sigo con mi vida, como el resto hace. Pero a la vez, siento una necesidad de hacer lo correcto, que es intentarlo. Quizás, probablemente, sea inútil, pero es mi deber moral intentar conseguir un mundo mejor para el resto, y un mundo donde se denuncian las injusticias y se intenta llegar a grandes cambios, me parece mejor que uno donde lo injusto queda enterrado en noticias de lo bien que se está en la playa en pleno enero, en la península ibérica.

El momento llegará, muchas moriremos, nos suicidaremos, nos desharemos de nuestro documento de identidad, de nuestro capital, de nuestro iPhone e incluso de nuestros zapatos, pero ahora no es ese momento, al menos no para mi. Ahora es mejor vivir a este lado.

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